Después de una sesión intensa de entrenamiento es posible optimizar o acelerar la recuperación muscular con ciertos métodos, uno de ellos es la ducha fría o la ducha caliente, o lo que es mejor, la combinación de ambas.
Aquí expondremos los beneficios de cada tipo de método de recuperación y que tipo de ducha se recomienda para cada entrenamiento:
- Ducha fría:
Este tipo de ducha actúa como una crioterapia leve, ideal para favorecer la recuperación tras entrenamientos intensos.
- Beneficios:
- El agua fría contrae los vasos sanguíneos, lo que puede disminuir la hinchazón y los micro traumas musculares, disminuyendo el dolor y la inflamación.
- Comúnmente utilizada en la recuperación muscular en el alto rendimiento.
- Al salir de la ducha se produce una vasodilatación que mejora la circulación, mejorando la recuperación muscular.
- Contras:
- El agua fría puede tensar de más los músculos por lo que si tras el entrenamiento tienes una tensión excesiva no es recomendable usar este método.
- Ducha caliente:
La ducha caliente es ideal tras entrenamientos más suaves o entrenamientos de estiramientos.
- Beneficios:
- Favorece la relajación muscular, pudiendo aliviar la tensión muscular y los nudos.
- Dilata los vasos sanguíneos, lo que favorece la circulación eliminando toxinas y mejorando la recuperación muscular.
- La relajación muscular puede favorecer a un sueño más reparador y reducir el estrés.
- Contras:
- Si es esfuerzo muscular fue muy grande puede favorecer la inflamación por lo que no es recomendable hacerlo justo después de entrenar.
- Baño de contraste:
Este tipo de método de recuperación combina los beneficios de ambas duchas, favoreciendo la circulación y acelerando la recuperación. Esta es una de las más utilizadas por los deportistas de alto rendimiento gracias a sus beneficios.
Es recomendable hacer los intervalos de 30 segundos a 1 minuto de agua fría y caliente y esto repetirlo varias veces.