Durante los períodos de desentrenamiento, perdemos el tamaño muscular muy rápidamente.
Esto sucede porque las fibras musculares requieren un estímulo mecánico para continuar llevando a cabo la síntesis de proteínas musculares a una velocidad determinada. De hecho, la inmovilización de una extremidad causa reducciones inmediatas (y muy sustanciales) en la tasa de síntesis de proteínas musculares.
Sin embargo, las tasas de descomposición de proteínas musculares no se ven afectadas de manera similar. En consecuencia, el efecto neto es que la descomposición de la proteína muscular exceda la síntesis de proteína muscular durante los períodos de desentrenamiento, y esto conduce a pérdidas rápidas en la proteína de fibra muscular.
Es importante destacar que el estímulo mecánico que experimentan las fibras musculares depende de si se activan mediante el reclutamiento de todas las unidades motoras.
Cuando detenemos el entrenamiento de fuerza, dejamos de reclutar nuestras unidades motoras de alto umbral, a menos que tengamos una ocupación muy física. Sin embargo, continuamos reclutando unidades motoras de umbral bajo y medio como resultado de nuestras actividades de la vida diaria. Esto significa que solo las fibras controladas por unidades motoras de alto umbral experimentan una pérdida en la carga mecánica habitual y, por lo tanto, solo estas fibras reducen su tamaño. Como resultado, notamos una reducción significativa (pero no dramática) en el tamaño total del músculo.
Por el contrario, si además detenemos todo tipo de actividad física y hacemos reposo total en la cama (o si nos convertimos en astronautas o turistas totalmente de piscina y tumbona, como ocurre mucho en vacaciones), dejamos de reclutar más que solo las unidades motoras de alto umbral. En consecuencia, experimentamos una pérdida en el tamaño de las fibras musculares que están controladas por unidades motoras de umbral bajo, medio y alto. Esto sí causa una reducción muy dramática en el tamaño total del músculo que, probablemente, afectará nuestra capacidad para realizar funciones de la vida diaria una vez que comencemos a hacerlas nuevamente.