Con el paso del tiempo el deterioro de la fuerza, la disminución de la masa muscular, la resistencia cardiovascular, el equilibrio y coordinación aumenta, y como consecuencia observamos una disminución de la actividad fisica diaria, un mayor riesgo de caídas y la pérdida de independencia etc.

Los efectos del ejercicio son similares o mejores a los que puedan producir los medicamentos sin apenas efectos adversos para la prevención de la enfermedad cardiovascular, reducción del riesgo de mortalidad, prevención de la diabetes, obesidad, la mejora de la función muscular etc.

Los programas de ejercicio físico destinados a este tipo de población se deben mejorar todas las cualidades o capacidades físicas básicas así como las derivadas de estas, principalmente: fuerza muscular, resistencia cardiovascular, flexibilidad, equilibrio y coordinación.

La inactividad física y el sedentarismo es uno de los principales factores en la pérdida y deterioro de la función muscular.

La sarcopenia es la pérdida generalizada progresiva de la masa muscular, la fuerza y la función del esqueleto que se produce como consecuencia del envejecimiento. Con un crecimiento de la población de más edad, se ha estimado que hasta el 15% de las personas mayores de 65 años y hasta el 50% de las personas mayores de 80 años tienen sarcopenia. Muy asociada a esta se encuentra la dinapenia, es decir, la pérdida de fuerza y rendimiento físico por la edad.

Revisiones sistemáticas han demostrado que incluso en los ancianos más viejos, el entrenamiento de fuerza aumenta la masa muscular, la potencia y la fuerza muscular, además de mejorar parámetros objetivos del síndrome de fragilidad, tales como la velocidad de la marcha y el tiempo de levantarse de una silla.

Además de esto, el entrenamiento de fuerza es recomendado para prevenir o tratar enfermedades como la hipertensión, diabetes, colesterol (alteraciones), osteoporosis, etc., o sea, enfermedades muy comunes en personas de edad avanzada.

Por todo ello, la fuerza parece ser la cualidad física que más se debe desarrollar para mantener la función o retrasar la discapacidad.

Importancia del entrenamiento para la tercera edad.

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