“La comida ya no sabe como antes”. Cada vez se puede escuchar más esta expresión debido a la disminución de la calidad de los productos que consumimos a día de hoy, y frente a la necesidad que se ha generado por consumir alimentos con propiedades extra. Es tema de conversación actual, y se presenta una nueva generación dietética: los famosos superalimentos.

Estamos acostumbrados a oír hablar de los increíbles beneficios de los productos tradicionales propios de la dieta mediterránea, como el aceite de oliva virgen extra, el tomate o los frutos secos entre otros. Pero desde hace un tiempo se está hablando sobre ciertos alimentos más exóticos como la quinoa o las semillas de chía. Se les ha adjudicado beneficios propios de una medicina capaz de curar dolencias, incluso llegando a prometerse que con ellos se ayuda a reducir el porcentaje de padecer cáncer.

Sin embargo, a pesar de la exagerada promulgación de estos superalimentos a cada momento, ni siquiera existe una definición oficial del propio término. Se les atribuye la capacidad de solventar todo lo que el organismo necesitaría pero tal y como explica Irene Bretón ( de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición), “es una moda o tendencia; no es algo nuevo. Hace años la comunidad científica denominó ingredientes funcionales a nutrientes que, sin aportar calorías, preservan la salud, como el aceite de oliva, los frutos secos o el pescado azul. De ahí viene el nombre de superalimento, pero este no goza de evidencia científica. Es cierto que son productos muy saludables, pero no curan: solo preservan la salud”.

La mejor manera de aportar al organismo todo lo necesario es a través de una alimentación variada y equilibrada, rica en legumbres, frutas, verduras, frutos secos y cereales integrales, entre otros. Poniendo atención en no consumir en exclusiva un producto concreto ni excluyendo por completo otros. Lo importante es como nos alimentamos (que “patrón” seguimos), y no el comer algo aisladamente. Los nutricionistas aseguran que ningún producto en sí puede ser catalogado como superalimento y que una dieta saludable debe ser variada y equilibrada, teniendo muy en cuenta aquellos alimentos sanos abundantes en nuestro entorno habitual. No debemos atribuirles el concepto de salvadores a estos “superalimentos” buscando una solución rápida.

Hay que tener en cuenta que la industria alimentaria persigue el hacer buen negocio y por tanto no tendrán escrúpulos en atribuir beneficios milagrosos a ciertos alimentos y productos, como son las bayas de Goji o el salvado de avena, entre otros muchos más. Se ha demostrado a través de una gran cantidad de estudios que nos gastamos millones de euros en “alimentos / productos milagro”.

Haciendo una breve búsqueda en Internet podremos llegar a ver la inmensa cantidad de ingredientes considerados como superalimentos que hay. Frutas, vegetales, semillas, algas y tubérculos entre otros, que consiguen llegar a ser un increíble producto de marketing para responder a las necesidades del consumidor actual que busca productos alimenticios con grandes promesas para la salud de forma rápida y eficaz.

Obviamente, incorporar estos alimentos dentro de una dieta equilibrada es beneficioso, pero no obligatoria su omnipresencia si se desea llevar un estilo de vida saludable. Estos “super poderes de superman”, son más bien creados por el marketing y las redes sociales que por la propia comunidad científica.

Fuentes: www.efsa.europa.es y www.seen.es

LOS «SUPERMAN» DE LA ALIMENTACIÓN

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